Como muchos saben cada año hay un color predestinado para representar el año, dichos colores reflejan la realidad que vivimos en el año y expresan sentimientos de, tristeza, alegría, frialdad etc. Es así como en este apartado veremos como el color del año puede en cierta medida tener un significado cristiano.
Para este año los colores son gris rocoso y amarrillo claro. Según la página PANTONE COLOR OF THE YEAR 2021 son:
“dos colores independientes que subrayan el hecho de que elementos diferentes se fusionan para acompañarse mutuamente […] Con una proyección práctica y sólida como una roca, pero al mismo tiempo cálida y optimista […] que traslada fortaleza y positividad. Se trata de una historia de color que resume sensaciones profundas de ponderación con la promesa de algo soleado y amable”
Como bien sabemos el año en curso ha estado sujeto a la difícil situación que la humanidad ha estado viviendo con la situación muy particular del virus covid 19. Para todos ha sido un reto sobrellevar la vida en medio de las difíciles situaciones en el hogar, el estudio, la economía e incluso con la muerte de seres queridos a los cuales no fue posible asistir a un funeral o a su entierro.
Por otro lado, la difícil situación ha hecho que algunas personas empiecen a experimentar la cercanía de Dios y otras tantas retomen la fe en el mismo, creando momentos propicios para la oración y el encuentro con el otro y al mismo tiempo generar espacios de solidaridad con los más necesitados.
Con todo, el año esta trascurrido y la vacuna contra el covid 19 está siendo un alivio a la dura realidad por la que atraviesa la humanidad, esto es que reconociendo la fragilidad humana podemos ver la luz al final del túnel lo que ha hecho que aun con la debilidad podamos sentir fortaleza por superar las adversidades, en consecuencia así es cómo podemos entender los colores del año, desde una perspectiva de la fe, que nos invita a reconocer que tenemos un Dios que no nos desampara y que hace lo posible por sacar a la humanidad –por su infinito amor- de las difícil situaciones.
Por Fabian Castillo Seminarista EUDISTA