San Juan Eudes llamado “obrero de la nueva evangelización en el siglo XVII”, contemporáneo de las guerras de la religión de ese tiempo, como también testigo de movimientos sociales, de epidemias de peste, fue actor de la meditación de la Iglesia sobre sí misma, luego de abismos que había ya en el siglo anterior, en el que teólogos y políticos se encerraron en profundos debates teológicos sobre la gracia, el pecado, y lo más importante, cuál era el lugar del hombre en el mundo.
Fueron tiempos muy fuertes para San Juan Eudes, fue un tiempo de renovación y tareas pastorales, de desafíos apasionantes no fáciles, los cuales San Juan Eudes y otros de sus contemporáneos se empeñaron en enfrentar.
San Juan Eudes se preocupó por encontrar la mejor manera para hablar de la relación de Dios y el hombre; por supuesto que todo esto en la línea de Pedro de Bérulle y la corriente de la escuela francesa de espiritualidad beruliana, esta escuela de espiritualidad intenta también pensar de manera nueva el vínculo de los hombres con Dios.
Juan Eudes aprovechó la enseñanza de Pedro de Bérulle y de su sucesor, Carlos de Condren. La va a predicar durante cincuenta y cinco años y le dará una expresión personal muy radical, pero más sencilla, más concreta y más pastoral.
Juan Eudes funda la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad para ayudar a las mujeres con dificultades, en la línea de la misericordia y del servicio de los pobres. Las hermanas de nuestra Señora de la Caridad encontraron en él una comprensión benévola y empapada de misericordia.
Luego fundó la Congregación de Jesús y María (en adelante CJM) con la premura de contribuir a la reforma del clero, fundó la CJM que se dedicaría a la formación espiritual y doctrinal del clero y los seminaristas, y así comenzó la actual sociedad de Vida Apostólica.
En esta inspiración divina guiada por el Espíritu Santo, San Juan Eudes fue precursor del culto a los Sagrados corazones de Jesús y María, piedad que retomará la Iglesia universal más adelante, para convertirla en solemnidad.
Descubrimos en San Juan Eudes a un hombre que jamás se estuvo quieto, que siempre tenia una iniciativa nueva, algo que ofrecer a los demás, y sobre todo su ambicionada intención de ayudar en la vida de la Iglesia y de sus Ministros. Un hombre que escribe, que trabaja, que ora, que predica, que denuncia, pero que también anuncia la bondad y misericordia de Jesús a sus hermanos. San Juan Eudes, un hombre creativo, dinámico, abierto a la voluntad de Dios, preocupado por instalar el Reino de Dios en sus hermanos, ese hombre que hoy seguimos, como un ejemplo claro, para configurarnos con Jesús en la vida Sacerdotal.
Por Alan Espinal Seminarista EUDISTA