"Yo te instruiré, te mostraré el camino a seguir y me preocuparé de ti constantemente"Sal 32,8
DISCERNIR ES EL DESCUBRIMIENTO DE LA LLAMADA DIVINA
Discernir es, como dice la palabra misma, pasar por la criba, seleccionar, distinguir. Es la acción del trabajador de la construcción con la arena que prepara para hacer la mezcla. Es la tarea del pastelero que pasa por el tamiz la harina para cocinar un fino pastel.
La harina o la arena serían las opciones o decisiones que hay que ir tomando en el caminar vocacional. La criba sería la experiencia de Dios desde la meditación de su Palabra y la participación en los misterios de la fe, a través de la vida, la liturgia y los sacramentos.
El discernimiento es la búsqueda de la voluntad de Dios en nuestra vida, en nuestra conducta. Pero en el campo vocacional es llevarlo más adelante, es el discernimiento de nuestra vocación, del descubrimiento de la llamada divina.
El proceso de conversión personal ha de terminar necesariamente en una decisión vocacional. Este discernimiento está dirigido no a la vocación como algo teórico, solo de ideas, sino a la vocación-en-situación, es decir, que responde a un momento histórico, social y eclesial. La vocación ha de responder a lo que estás viviendo ahora mismo.
Al considerar la vocación específica no debes subrayar únicamente tus gustos, has de considerarla también como un servicio al mundo desde la Iglesia. Cuando tienes los ojos bien abiertos a las necesidades de los hombres, entonces estás también abierto a un verdadero proceso de discernimiento.
Pero bueno, discernir es un asunto personal, donde tú vas escuchando a Dios y tus motivaciones, pero te iluminas por el mundo y por la Iglesia. La vocación es el dialogo entre Dios y tú. El acompañamiento es necesario, pues eso es la Iglesia, la unidad de los creyentes que caminan juntos al Reino, y donde hay pastores encomendados a apacentar el pueblo.